Acceso al grado de discapacidad, también con tu certificado digital

Alrededor de cuatro millones de personas en España cuentan con algún tipo de discapacidad. Su reconocimiento ‘formal’ requiere la realización de una serie de trámites que, por suerte, son cada día más ágiles. Algunos de ellos, además, puedes hacerlos desde tu propio domicilio si cuentas con un certificado digital de CERES FNMT.

Ese reconocimiento del grado de discapacidad de una persona se plasma en un certificado –y, en la mayor parte de las comunidades autónomas, en una tarjeta acreditativa– cuya obtención continúa exigiendo la resolución de algunas gestiones, de carácter regional, que, hasta hace bien poco, implicaban demasiados desplazamientos a los ‘centros base’, además de una labor de búsqueda o solicitud, más o menos amplia, de informes médicos que acreditasen la discapacidad del interesado.

Como te indicábamos, algunas de estas gestiones ya pueden resolverse de manera mucho más cómoda y sencilla con la ayuda de los certificados digitales de CERES FNMT, de los que encontrarás información tanto para su obtención como para su renovación en el siguiente enlace.

Aunque parezca algo obvio, hay que tener en cuenta que el grado de discapacidad física, psíquica o sensorial se determina mediante una valoración y que únicamente se expide certificado –y/o tarjeta acreditativa– si, como consecuencia de la misma, se alcanza un porcentaje igual o superior al 33%.

Requisitos

Tanto el propio certificado de discapacidad como la tarjeta acreditativa que lo complementa son documentos personales e intransferibles. Nadie más que la persona con discapacidad puede hacer uso de ellos, puesto que permiten –únicamente a sus propietarios– acceder a una serie de servicios o ventajas implantadas en sus autonomías de residencia.

Para poder realizar la solicitud inicial o la revisión del grado de discapacidad es necesario cumplir una serie de requisitos mínimos, que deben ser previos todos ellos al comienzo de cualquier trámite.

En el caso del reconocimiento inicial, se exige, por un lado, ser español o extranjero residente legalmente en España y estar empadronado en cualquiera de los municipios de la autonomía en la que se solicita el certificado y, por otro, tener una discapacidad física, mental, intelectual o sensorial.

Para llevar a cabo una revisión del grado de discapacidad solo es necesario haber cumplido previamente con el reconocimiento inicial y estar en posesión del certificado de discapacidad.

Ventajas

Aunque la concesión del certificado de discapacidad parte de las consejerías competentes en la materia de las diferentes autonomías españolas, cada una de ellas con sus propias especificidades, sí que es cierto que existen determinadas ventajas aplicables, con carácter general, al conjunto estatal.

Algunas de ellas son, por ejemplo, el derecho a la adaptación del puesto de trabajo o de pruebas selectivas en el acceso al empleo público; jubilación anticipada; acceso a la vivienda de protección pública; subvenciones y/o ayudas de carácter individual; beneficios fiscales; tarjeta de estacionamiento para personas con movilidad reducida y reducciones de tarifas en medios de transporte, entre otras.

Además de estas, existen numerosos espacios, gestionados por entidades privadas, que ofrecen ventajas económicas, que se traducen en descuentos, en algunos casos muy significativos, en el precio final de los bienes o servicios que ofrecen. Esta tarifa reducida es muy común, por ejemplo, en museos, parques de atracciones, zoológicos…

Tarjeta acreditativa

Como hemos adelantado, la tarjeta acreditativa del grado de discapacidad es un complemento al propio certificado que facilita al usuario la realización de algunas de las gestiones que puede llevar a cabo por su condición de persona con discapacidad.

No solo esto. También otorga mayor comodidad a su usuario. Aunque parezca muy evidente, es mucho más cómodo acceder a un descuento en un parque de atracciones, por ejemplo, presentando una tarjeta que tiene un formato estándar similar a cualquier otra tarjeta identificativa –como el DNI o tarjetas de crédito–, que no verse obligado a portar el propio certificado de discapacidad (o una fotocopia compulsada del mismo), que, generalmente, suele alcanzar una dimensión de cuatro o cinco folios.

En el anverso de esta tarjeta figura, en todas las autonomías en las que se expide, la identificación de la persona, su grado de discapacidad y, en el caso de que la valoración no tenga carácter definitivo, su fecha de inicio y caducidad.

En el reverso, por su parte, existen algunas diferencias entre las tarjetas de unas comunidades autónomas y otras. En algunos casos, figura un código de verificación, que permite comprobar electrónicamente la veracidad del reconocimiento de la discapacidad. En otros, sin embargo, únicamente se reflejan datos de carácter muy genérico, como la normativa que regula la puesta en marcha de la tarjeta o, por ejemplo, aclaraciones sobre el carácter personal e intransferible de la misma.

Dónde solicitarla

La tarjeta acreditativa no se emite en todas las comunidades autónomas españolas. Aún queda alguna que no ha dado este paso. En las que sí existe, esta puede obtenerse conjuntamente con el certificado de discapacidad, aunque, si este se obtuvo con carácter previo a la aparición de la tarjeta, se puede solicitar con posterioridad.

A continuación, te dejamos los enlaces directos de las diferentes sedes electrónicas autonómicas en las que existe la posibilidad de obtener la tarjeta acreditativa del grado de discapacidad y desde los que puedes iniciar o resolver, con tu certificado digital, algunas de las gestiones que te permiten hacerte con la tarjeta de discapacidad (o con el propio certificado del grado de discapacidad):

Andalucía: http://bit.ly/1svsJ1U

Castilla-La Mancha: http://bit.ly/1XEZZ2Q

Cataluña: http://bit.ly/2563uSf

La Rioja: http://bit.ly/1WGHxIj

Madrid: http://bit.ly/1itd4EY

Navarra: http://bit.ly/1OQx1Lx